Ciclistas nocturnos, calvos.Portentosos a mi endeble juicio.Siempre me acompañan y de vez en vez me persiguen.Cuando me hostigan lucen su calvicie.Cuando me escoltan la ocultan bajo sus sombreros ladeados.
Cuando me acompañan no lo recuerdo netamente.No tengo registro preciso de eso.El motivo es que, en ese momento, la cotidianidad tomó el podio.
Cuando me persiguen, en cambio, se encargan de llevar mi miedo hasta mi catarsis y luego: camino... me agito; corro... me ahogo.
Ellos en sus bicicletas, calvos y satisfechos.Yo, ya en mi cabal conciencia, serena.