A dos pasos de que la sombra me cubra. La música: orquesta sinfónica entre ramas y hojas.
Un pájaro muerto y otro hambriento. Mi percepción y yo.
Tantos bultos fuera de foco. Tantas cosas de más, como si importaran. Un perro aburrido paseando a una señora más aburrida todavía (me remito a las pruebas, hay tantas cosas de más).
El Grande ardiendo con furia y las nubes de gira, buscando una identidad.
La Lluvia nos dio tregua.
En mí estaba el deseo permanente de que ese Viento, Amo y Señor, nunca cesara.
Quien quisiera podría haber hecho con mi cuerpo, en ese momento, lo que le diera la gana... yo había abandonado mi ser físico. Aún incompleta, me sentía plena.
El Amo y Señor Viento tiene ese "qué sé yo" que me transporta. Bendito seas en todas tus formas.
Mis momentos más felices son fugaces.
Y cómo explicar que esa tarde fue un instante placentero y tan sólo estábamos El Espacio y yo, sin malditos tiempos.
Mi paz es fugaz.