Él gritaba, señalaba, insultaba en cada discusión (más de algunas). Opinar era inicio de discusión, cantado. Yo metía la nariz en cada una de ellas. Metía nariz, oídos, ojos y mi bendita boca siempre quería opinar (más que opinar, acusar... decía él) y él la víctima de mis acusaciones. Víctima es una palabra tan grande y tan mierda como la misma mierda que salía de su boca y de sus ojos. Mierda y odio repartía en cantidades iguales (él nos daba a todos por igual; "hay mierda para todos"... (valla generosidad). Siempre que necesitabamos un malo él era la víctima (él era el malo) y nosotros el dedito acusador. Nunca se hizo el favor de preguntarse por qué todos opinábamos tan parecido... nunca se animó (y de haberlo hecho que en vano hubiera sido).
Él luchaba por y para nosotros, él era un héroe. Ingenuos nosotros no supimos aprovechar (sabios, no lo sé...).
Él luchaba contra el mundo por nosotros. Él era el patrón de patrones, era capo y no opines de más ni en contra. Él luchaba contra el mundo y no era nadie. Él luchaba contra el mundo por nosotros pero por nosotros más le hubiera resultado no luchar contra nadie.
Héroe no es el ventajero, el soberbio.
Héroe es el que tiene dignidad y respeto, el que piensa tanto en los demás como en sí mismo... no el que piensa en los demás para sí.
Pero por sobre todas las cosas los verdaderos héroes nunca dicen que son héroes.
Los sabios... dejemosló ahí porque a mi suerte no lo sé.
Al final (sin final) no había malos, no había buenos, ni víctimas ni heridos ni muertos ni pos traumas. Había personas (un tanto animales) opinando blanco y negro, negro y blanco. Dado que opinar era discutir, que discutir era pelear, que pelear era mierda y que la mierda siempre era repartida equitativamente (ultra generosidad) no hubo tregua, no hubo fracaso ni "dale campeón". Quedaron escombros de una pared (de familia) que con el tiempo se volvió polvo y así, tan rápido como la vida misma, se perdió.