De la sola razón de la que me aferro para seguir transcribiendo lo que siento, es la necesidad de hacerlo, a causa de tanta introspección. La idea de diálogo conmigo misma me fortalece. La idea más el hecho.
A fin de lograr un equilibrio entre el sentir y el pensar. Buscando, con optimismo, aliar a la razón con el corazón.
En cada recoveco de mi memoria llevo grabado un recuerdo, plasmado de historias, un poco consumidas por el tiempo, pero intactas en cuanto a enseñanzas se refiere.
La reflexión es la abeja reina en mi consiente colmena.
Si insisto con el hecho de "aprender de los errores" es por el miedo mismo. Pueden taparse las heridas con vendajes pero las cicatrices no las quita ni el falso olvido, ni el verdadero, aunque no lo hay.
El "error amoroso"(mal llamado así, debería ser "error de desequilibrio emocional") es visto un error irreparable. Yo considero al "error moral" la más fiera de las bestias, el peor desparpajo, la sinrazón.
Llamo "error moral" a la discriminación, la no solidaridad, el rechazo, la apología a la ignorancia, el egocentrismo, el daño indiscriminado, la falta de valores, la marginalidad... cotidianos pero infrahumanos. ¿qué diferencias existirá entre el animal feroz que mata y come a sus crías o a sus pares con el cotidiano ser "humano" que reprime, maltrata, abusa, daña a cualquier ser vivo, o no, que se le cruce? El mundo se volvió violento porque no hay HUMANIDAD...
Es necesario, vital, el replanteamiento de la definición de dicha palabra.