lunes, 17 de mayo de 2010


Confío en que mis ojos
destruyas su ceguera,
y de mis labios solo fluyan
palabras suaves y seguras.

Poder ser aún más fuerte
que la fuerza del impulso.
Ganarle al odio.
Vaciarme de soledad.

Ser esa flor que plantaste
algún día en tu jardín,
que siempre fue capullo
por miedo a florecer.

Y hoy no es más que ayer,
solo es diferente,
y con eso tengo suficiente
para dejarte ir y no insistir.